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Todos a la reconstrucción


Folclor urbano

chavasec@yahoo.com.mx

Después de la tempestad viene la calma y después de los sismos la reflexión, el cuestionamiento y el enfrentamiento con la realidad.


¿Quién me va ayudar? ¿Me salvé, tengo otra oportunidad? ¿Ya lo perdí todo, ahora qué hago? ¿Por qué Dios, por qué?


Podrían surgir más interrogantes. Nuevos cuestionamientos. Más preguntas. ¿Y las respuestas? ¿Quién tiene las respuestas?


Por lo pronto, trabajadores de diversas dependencias del gobierno “ya pegaron de gritos”, porque ven que sus fuentes de trabajo están dañadas. Algunos edificios inclinados o con escaleras lastimadas o “rajadas” en muros o ventanas.


Uno de los casos es el que viven trabajadores de confianza del Seguro Social, cuyas oficinas en el edificio situado en las calles de Insurgentes y Tlaxcala, están dañadas.


Ellos tienen que ir a sus labores por orden del jefe, pero los afiliados al sindicato se negaron a hacerlo. Los de confianza piden un peritaje de expertos para tener la seguridad de que no caerá el edificio.


Otro es el de burócratas, que laboran en el edificio del Tribunal Superior de Justicia, en avenida Juárez, que presenta afectaciones. Piden un peritaje con especialistas de instituciones públicas, como la Universidad Nacional Autónoma de México.


Algunos edificios del gobierno capitalino, como la Secretaría de Seguridad Pública, y otros en Izazaga y Doctor Bernard, “ya fueron resanados”, pero los trabajadores sindicalizados dicen que no están seguros y piden nuevos peritajes.


La Secretaría de Comunicaciones y Transportes, que en 1985 resultó afectada y perdió varios de sus pisos, ahora, con los tres sismos que sacudieron a la ciudad, sufrió una separación en uno de sus edificios, por lo cual cambió de domicilio a Insurgentes Sur 1089.


Para “aliviar a los ciudadanos”, cuyas casas o departamentos salieron dañados por los sismos, el jefe del Gobierno capitalino, Miguel Ángel Mancera, dio a conocer que se les dará 3 mil pesos como renta, durante tres meses.


Y clasificó las viviendas, en verde, amarillo y rojo. 9 mil 500 son tarjeta verde, es decir, sin daños o afectaciones menores. Tarjeta amarrilla, mil 308, son habitables, pero deben ser reparadas. Y tarjeta roja, tienen afectaciones graves estructurales, solamente 500.


Las viviendas con tarjeta verde tendrán 8 mil pesos para que puedan ser reparadas en aplanados, vidrios, plafones y fisuras. Los trabajos serán atendidos por brigadas por la Secretaría de Obras y Servicios de la ciudad. Las amarillas serán atendidas para su reparación por personal de las Asociaciones de Desarrolladores Inmobiliarios.


También podrán acceder a créditos por parte del Instituto de la Vivienda. Y las rojas contarán con una hipoteca a largo plazo, con condiciones preferentes de tasa y costo para la recuperación de sus hogares.


Para atender a las tarjetas verdes y rojas se dispondrá del Fondo de Contingencias de la Ciudad de México, que asciende a 3 mil millones de pesos.


El Colegio de Notarios anunció que ayudará en forma gratuita a los ciudadanos que resultaron afectados por los temblores para la recuperación de documentos.


El Infonavit está dispuesto a ayudar a los damnificados y pagará hasta diez mil pesos por pérdidas de enseres domésticos y tiene cobertura para la recuperación de la vivienda.


Todos ya están puestos a servir en la etapa de reconstrucción. Y el historiador Enrique Krauze, ha manifestado una gran idea, un gran plan para la reconstrucción de viviendas en los pueblos de Morelos, Oaxaca, Puebla, Chiapas y Estado de México.


El programa se llamaría “Adopte un Pueblo” y lo llevarían a cabo las grandes empresas que tiene México que son miles. Y mientras, dice, los gobiernos federal, estatal y local, podrían reparar edificios públicos y la iniciativa privada, viviendas y pequeños negocios. Y cree que ese programa es viable. ¿Lo tomarán en cuenta el gobierno y los empresarios?


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