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Ante la violencia, karate


03 / 03 / 2020

Folclor urbano

Por SALVADOR ESTRADA


chavasec@yahoo.com.mx

La información que casi todos los días se lee en los diarios asombra, molesta, irrita porque son notas violentas, sangrientas y en el caso de los feminicidios, encabrona.


Se publicó que en Guanajuato fueron asesinados 22 personas en diferentes municipios y casi todos en bares cantinas donde “llegaron gentes armadas y empezaron a disparar”.


En Veracruz, tres restaurantes fueron baleados en Cosamaloapan y en Tres Valles y en Sayula de Alemán fue asesinado el regidor del municipio, Héctor Velázquez Vázquez, del Partido Acción Nacional.


Y en un parrafito se lee “en los últimos días fueron detenidos tres probables feminicidas y un violador en los municipios de Ecatepec, Coacalco, Acolmán y Tlalnepantla, los tres sujetos confesaron haber asesinado a mujeres de 17, 20 y 22 años”.


Como se ve la muerte anda cabalgando en los estados de Guanajuato, Veracruz y Estado de México, pero sobre todo en éste, tan cercano a la Ciudad de México, hace reflexionar lo que pasa en esa en esos municipios.


Ecatepec, el que está más cerquita de la capital de la República, es que tiene mayor número de feminicidios y según algunos conocedores, es porque allá se practica mucho el “perreo” un baile erótico que hace pensar que la lujuria surge en los machos con esas piezas musicales, y como las mujeres no acceden a sus “caprichos” las atacan, las golpean y en sus momentos de locura las llegan a asesinar.


Las manifestaciones de las mujeres, en la Ciudad de México y en otros estados del país, pidiendo justicia y protección para las mujeres, se toleran y no se reprimen, aunque sus protestas están llenas de odio y de violencia.


Pero con esas manifestaciones violentas, llenas de odio, no lograrán “la justicia divina” y si la censura de la población amante de la paz.


Casi todas las mujeres que son golpeadas tienen relación sentimental con sus golpeadores y que por miedo, temor a perder su hogar, lo soportan, y no se atreven a denunciarlo hasta que “ya no aguantan más”.


Las mujeres, enamoradas o comprometidas, deberían de saber con quién se juntan o con quién se casan por lo que parecía algo bueno con el tiempo se va transformando y por el alcoholismo o la drogadicción se vuelve maligno y “el demonio de la violencia hace de las suyas”.


Para ello, es necesario que los hombres, antes de contraer matrimonio, sean sometidos a exámenes psicológicos para saber “si tiene tendencia hacia la violencia” para que se les trate o para que sus futuras parejas los desechen y no estén expuestas, con el tiempo, a sufrir violencia familiar. Y si no fuera así las mujeres deben aprender defensa personal y en sin decir que lo han aprendido, en un acto de presunción machista que quiera su pareja imponerse por la fuerza, que la fémina lo ponga en su lugar y le rompa toda su “mandarina”.


A las mujeres, se les debe respetar y amar, y la ley protegerlas, pero por su cuenta deben aprender a defenderse porque en “montón” reclamando justicia y protección, pierden la belleza y ternura y son señaladas como mujeres vandálicas. Aprendan karate y podrán defenderse.

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