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Muerte en los canales


05 / 09 / 2019

Folclor urbano

Por SALVADOR ESTRADA


chavasec@yahoo.com.mx

El joven estudiante que se ahogó en uno de los canales de Xochimilco, no es el primer caso, porque según los vecinos suman más los muertitos y todos por exceso de alcohol.


La primera muerte de un estudiante que cayó al agua fue en 2005, el 3 de septiembre, luego en 2007 una pareja falleció al caer en uno de los canales por su estado etílico.


En 2015 murió ahogado otro joven que también estaba de fiesta con sus amigos en la trajinera y por beber en demasía cayó al agua y como todos “estaban alegres” no se dieron cuenta de su ausencia hasta que regresaron al atracadero.


Debido a esos casos, las autoridades de Xochimilco implementaron la policía “ribereña”, los guardianes del orden en lanchas de motor, para la vigilancia y protección de los “turistas” que se divierten en las trajineras.


En ese entonces los canales de Xochimilco los recorrían los policías en 94 lanchas y ahora son 65, que en realidad para la protección de los canales, son insuficientes y casi no se ve a los policías.


Para evitar “más desgracias” las autoridades demandan que la venta de cerveza y de bebidas alcohólicas se controle, pero va ser difícil, porque es el “modus vivendi” de los habitantes de esa alcaldía, que seguramente van a protestar.


Los jóvenes desde hace tiempo han encontrado en Xochimilco un sitio distinto donde divertirse, lo mismo que muchas familias que acuden a ese lugar para festejar “al cumpleañero”.


En las trajineras se come, se bebe, se canta y hasta se llega a bailar, pero el abuso de las chelas y los tequilas “le quita la paz a la fiesta” y ahora las autoridades quieren ser protectores y anuncian que además del control de las bebidas se deberá de dar chalecos salvavidas a los “paseantes o turistas” y éstas son medidas temporales, para “taparle el ojo al macho”, luego de un tiempo todo seguirá igual.


Y el colmo de esa protección a los “jóvenes turistas”, es que el alcalde Juan Carlos Acosta ya dio órdenes para que a los remeros se les aplique el antidoping, porque no quiere que se “repita la desgracia”.


Los trajineros están molestos con ese anuncio, porque ellos no tienen culpa de la desgracia, sino que sus clientes no se miden en el consumo de las bebidas.


Y como dice el refrán, después del joven ahogado…póngales chalecos.


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