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El opio de los pueblos


Folclor urbano

Por SALVADOR ESTRADA

chavasec@yahoo.com.mx

La pasión se desborda en los estadios, en los restaurantes, en los bares, en las cantinas, en los hogares. Y todos se angustian, se emocionan y gritan. El futbol los tiene embelesados y la selección mexicana es el detonador de esa pasión.


Este juego, ideado en Inglaterra y traído a México por los concesionarios británicos de las minas en Pachuca, es el opio de los pueblos y no la religión, como lo aseveró Carlos Marx.


El Campeonato Mundial de Futbol mueve al mundo igual que los jugadores mueven el balón por todas partes de la cancha y mientras rueda todo se olvida.


Aquí en México, ya nadie se acuerda que el domingo próximo se llevarán a cabo las elecciones presidenciales, de gobernadores, diputados, senadores y jefatura de gobierno capitalino, así como de las alcaldías. Ninguno quiere saber que ayer fue el fin de las campañas y que siguen matando y atracando en nuestro país. Por ahora ¡viva México!


Solamente interesa, importa, se desea, se anhela que el balón entre en la portería contraria y gritar: ¡goool! Y mientras esperan que caiga la pelota, la angustia y los gestos, caras apretujadas entre las manos, apretones de cabeza, desesperación y un sufrimiento general.


Los gestos que ves en la tele lo dicen todo. Y en las tribunas y en los hogares no podían faltar las oraciones, las plegarias al Todopoderoso, para que el equipo anote y pase a la siguiente ronda. Todos los aficionados creyentes hacen sus oraciones silenciosas y se truenan las manos. Y en las tribunas otros beben cerveza y la derraman. No importa, quieren otra y otra. La sed de la pasión “futbolera” no se apaga.


El mundial es una lucha “entre naciones”, o así lo ven los aficionados que “cantan y no lloran” o echan porras o vivas a su país y el “patriotismo” te hace llorar cuando tu selección pierde el partido.

México, su selección cayó ante Suecia, tres a cero, y las lágrimas no paraban en algunos jugadores y también entre los mexicanos de aquí y de allá, los de Rusia, pero de pronto, en las tribunas empezó la algarabía.


Gritos, risas, abrazos. ¡Corea estaba ganando al campeón mundial, la selección alemana ¡dos goles a cero! ¡Un milagro! Los rezos de los mexicanos fueron escuchados. México pasa a los octavos de final, aunque hayan perdido tres a cero con Suecia.


Ahora, ya emocionados por ese pase, al haber logrado seis puntos de calificación, vamos a esperar los próximos juegos, los que van a decidir si la selección nacional pasa a la ronda final, un sueño anhelado, que parece se hará realidad.


Y ese sueño también se verá en los ciudadanos que también quieren ganar y que votarán por un cambio para que México sea un gran país, que viva en un estado de Derecho, un país ya sin corrupción y sin impunidad, con trabajo para todos, donde la justicia prevalezca, se acabe la inseguridad, y los salarios permitan tener los satisfactores que necesita una familia, como lo marca la Constitución. ¡Viva México!

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